Integración vertical. No hay vuelta atrás.

Si definimos la estrategia de la integración vertical, como la toma de decisiones para que una empresa participe de actividades que hasta ese momento hacían otras, por supuesto, lo primero que viene a la mente es la política de las grandes Navieras, que han hecho pasos decididos en este sentido en los últimos años. Algunas claramente como una decisión estratégica, y otras simplemente aprovechando ventanas de oportunidad. En cualquier caso, parece difícil que sé de marcha atrás en esta tendencia, por lo que el mercado y en concreto los transitarios, deberán hacer un esfuerzo extraordinario para seguir siendo competitivos y ajustar su lugar en las cadenas logísticas.

La integración vertical se da en numerosos sectores de la economía, y me permito decir que es un proceso absolutamente lícito, y a priori no debe limitar la competencia, ni empobrecer el servicio que se presta al mercado. Este proceso es costoso y es por eso, que son las grandes empresas las que han dado pasos más decididos para su implementación, con resultado desigual, todo hay que decirlo. Las plataformas de venta de fletes «on line», contratación de seguros, transportes terrestres, almacenes, etc…; son parte de las ofertas de las grandes Navieras, y a priori parece muy difícil luchar contra ello.

Pensemos que el consumidor final es el que debe valorar cuál ha sido el servicio recibido, en función de las expectativas de compra que tenga, y por supuesto en función de lo ofertado por el prestador. En logística, como en muchas otras actividades económicas, el factor humano es muy importante e inclina la balanza en la toma de decisiones. Y es en este campo, donde el transitario parte con una gran ventaja frente a Navieras con estructuras pesadas y en muchos casos con poca capacidad de reacción.

Si tomamos como ejemplo a Apple, la preocupación de la empresa siempre fue el crear experiencias placenteras de compra para sus clientes, buscando participar en todo el proceso, para poder garantizar una calidad de servicio prácticamente «universal». La experiencia de las Navieras dista mucho del ejemplo de Apple , ya que en muchas ocasiones, no ha sido todo lo exitosa que se pretendía. Si nos referimos a la época Covid y post-Covid, las tensiones de las cadenas de suministro no permitían poder cumplir con las expectativas de los clientes. Pero, ¿ha habido voluntad real de facilitar la experiencia al cliente final? ¿O ha importado más el facturar y controlar el producto, que la valoración de su calidad?

Independientemente de lo que haya sucedido hasta hora, este proceso va a seguir, y las Navieras van a seguir apostando y con seguridad mejorando, y ello será bueno para el mercado. Y a su vez, los transitarios deben explotar la ventaja de proximidad a los clientes, y hacer un esfuerzo diferenciador de servicio, frente a la tiranía del precio. Y eso también será bueno para el mercado. Y por último, será necesario tener en todos los casos, personal preparado y motivado para cumplir con las expectativas de los clientes. Y este será otro reto apasionante, donde no necesariamente ganarán los más grandes, sino los mejores.

29/01/2023
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